A cuento de esta entrada que subimos hará ya unos meses, vamos a hablar de protagonistas y secundarios.
La mayor parte de los personajes de un relato han de ser, por necesidad, secundarios. Pueden poner algunas cosas en marcha, pero su función principal es ser el mundo, la gente que lo puebla, igual es alguien que facilita al héroe un mapa para que pueda colarse en la fortaleza del villano, o es el mecánico que le arregla el coche. En cualquier caso, no precisan tanto detalle como los personajes principales, aunque eso no les exime de necesitar ser trabajados.
Lo único es que este trabajo será mucho menos en detalle que el de el protagonista o el antagonista, sobre todo dependiendo de la importancia del secundario en la trama. Si la única función del personaje es llenar el depósito del coche del héroe y comentar que el tiempo está raro, que parece que se avecina tormenta por el oeste (que casualmente es donde se sitúa la fortaleza del malo), no necesitará mucho trabajo, ni un gran desarrollo. Un par de detalles característicos serán todo lo que necesitemos. es un viejo delgado y sucio, que atiende una antigua gasolinera en mitad del desierto. No le gustan los extraños. Y ya tenemos el personaje listo.
Sin embargo, si el viejo de la gasolinera resultara ser en realidad el padre de la princesa secuestrada por el malvado tecnomante, princesa que es el interés romántico del héroe, habrá que detallarlo más, puesto que su aparición y participación en el relato será mucho mayor. Tendremos que pensar en por qué un rey se ocupa de una gasolinera en medio de la nada, tan cerca del lugar donde su hija permanece secuestrada. ¿Será una ayuda para el héroe? ¿Se trata de un impedimento oculto que el villano ha puesto en el camino? ¿Fue el rey el que emplazó personalmente al héroe en la búsqueda y rescate de su hija, o lo hizo por medio de un criado?
Como vemos, el personaje necesitará estar más detallado cuanto más importante sea su función en nuestra historia.
En el extremo de la cantidad de trabajo necesaria para el personaje, tenemos al protagonista y al antagonista.
El protagonista es la persona de la que trata la historia, de forma ideal debería ser el motor de la historia, puede haber un protagonista pasivo, pero suele ser muy difícil hacerlo funcionar. La historia trata de lo que quiere el protagonista y de lo que hace para conseguirlo, triunfe o no.
El antagonista es la fuerza que se opone al triunfo del protagonista. Si es un personaje, debe estar también altamente detallado, puesto que el conflicto, la base del drama, lo que le da vida, sólo existe si la oposición está igualada al protagonista o es superior. Un antagonista inferior desde un primer momento es difícil hacer que funcione y tiene poco interés.
También hay que tener en cuenta que héroe y protagonista no tienen por qué coincidir. Decía uno de los responsables de la Jungla de Cristal que el protagonista era el terrorista interpretado por Alan Rickman, pues era el que tenía la visión, el objetivo, y McClane era la fuerza opositora.
Aplicar todo esto al tema del rol implica dejar que las decisiones que tomen los PJs sean significativas, y que tengan peso en la historia. Que a la hora de trabajarse a los antagonistas, el director de juego ha de tener tanto cuidado como ponen los jugadores en crear sus personajes, conocerlos, saber cómo reaccionarían, al igual que ha de conocer a sus protagonistas.
Por tanto, según la función que nuestro personaje ocupe en la historia, requerirá tanto desarrollo y tanto detalle.
Y eso es todo por hoy.
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