martes, diciembre 15, 2009

Creando personajes

Hoy, queridos niños y niñas, hablaremos de uno de los elementos fundamentales en cualquier relato: el personaje.

Un personaje es una persona, animal o criatura que cumple una función en la trama. Una de sus características principales es que es un ser animado, ya sea un objeto inerte al que se le ha dotado de características animadas o un ser vivo de por sí. Una trampa o una avalancha, aunque seguramente sean algo que también cumple su función en la trama, no son personajes... a menos que la trampa o la avalancha de repente tuvieran inteligencia y hablasen, o al menos, se dedicaran a rugir y a perseguir activamente a sus víctimas... pero eso es otra historia...

Lo primero que debemos decidir al crear un personaje es su lugar en nuestra historia, es decir, si es un personaje principal, secundario o terciario, es decir, la frecuencia con la que va a aparecer, para saber cuánto trabajo debemos invertir en él. No es lo mismo el cajero de un supermercado que sólo le dirá al protagonista "son tres con cincuenta" que la psicóloga a la que todas las semanas acude y que es uno de los pilares de nuestra narración... Mucho más trabajo requerirá la segunda que el primero, en cuestión de preparación, pero, en ambos casos, si aparecen, deben cumplir una función, deben ser significativos para nuestra historia.

Siguiendo con nuestros ejemplos del cajero y la psicóloga, el cajero, tal como lo he descrito, es un personaje incluso superfluo, y como tal, puede ser eliminado. ¿Qué más nos da lo que se gaste el protagonista en la compra? ¿Es relevante para nuestra historia? En la mayor parte de los casos, no. Otra cosa distinta es que el personaje sólo tenga esa línea lo usemos, por ejemplo, para estar bañado en un sudor frío mientras le dice que "son tres, con cincuenta", mientras intenta señalarle con los ojos que uno de los atracadores está escondido debajo de la caja. Tenemos una escena similar en Hancock, cuando el personaje de Will Smith se mete en una licorería y el tendero chino le dice que le debe "9 con 11" señalando el 911, número de la policía allí en Estados Unidos. ¿Para qué? Para meternos en una escena donde hay un peligro que el protagonista no se esperaba...

En este caso, nuestro tendero habría cumplido su función para hacer avanzar la trama. No necesitaría mucho detalle, se trata de un señor mayor, oriental, y que está asustado. No necesitamos saber si es un inmigrante, si nació dentro del país, ni cómo ha acabado en la tienda. Todo eso es superfluo, y nos representa un trabajo de más que no tenemos por qué hacer...

Volviendo a nuestra psicóloga, de la que decidimos que atiende todas las semanas a nuestro protagonista, y que es una presencia constante en el relato.

En tal caso, ya que su presencia va a ser continuada, y que queremos que tenga un peso específico en nuestra historia, no estaría de más que supiéramos más cosas de ella. Lo primero, en qué escenas aparecerá, qué relación tiene con el protagonista: ¿Es una relación normal de doctor y paciente? ¿Tienen un lío entre ellos, o hay algún tipo de tensión sexual no resuelta? ¿Aborrece al protagonista pero le atiende por el dinero? ¿Sólo se ven en la consulta, o el paciente le llama constantemente fuera de consulta porque es un inseguro?

Este tipo de cuestiones, afortunadamente, puede irse contestando solo a medida que avancemos en la trama, pero contamos con otras herramientas.

Una de ellas es la personalidad de nuestro personaje, que debería estar modelada según el papel que vaya a desempeñar en la historia que vayamos a contar. Es decir, debemos saber cómo va a actuar nuestro personaje en una situación dada, y qué relación tiene con otros personajes de nuestro relato, qué tal le caen, qué detesta, qué le gusta... todo eso nos permitirá saber por dónde tirar en una escena en la que el personaje aparezca, y no caer en inconsistencias.

Para llegar a formar la personalidad a veces es útil prepararse una biografía de nuestro personaje, pero no es imprescindible. Eso sí, si sabemos de dónde viene, qué le ha pasado, eso puede darnos base para los rasgos de su personalidad... o desde sus rasgos podemos conformar su pasado... o puede que nos surjan rasgos nuevos al tener nuevas ideas...

Otra herramienta que no debemos descuidar es el aspecto exterior del personaje. Tanto su forma de vestir, de llevar el pelo, como sus gestos, su manera de andar, pueden revelarnos cosas sobre él, elementos de su personalidad, y todo lo que hemos dicho anteriormente.

Es decir, si nuestra psicóloga aborrece a nuestro protagonista, o si se muere de deseo por él, o las dos cosas a la vez, no nos hace falta decirlo explícitamente ("ella odiaba a su paciente, pero cada vez que le veía algo ardía dentro de ella..."), sino que podemos mostrarlo a través de sus acciones. Hablar con su paciente de manera distante, ser seca y borde, pero que veamos que cuando él se levanta para irse ella no deja de mirarle el trasero... nos dice mucho más mientras se lo mostramos al espectador/lector, no mientras se lo contamos. Y nos deja ver por dónde puede moverse la trama gracias a este personaje.

¿Qué conclusión podemos sacar de esto? Que un personaje es su función. Ya sea un papel pequeño, como nuestro cajero, o un papel más extenso, nuestra psicóloga, todo personaje se definirá de acuerdo con su función en la trama y por lo que haga avanzar a esta. Por lo tanto, según lo importante y lo perdurable que vaya a ser esta función, necesitaremos preparar y trabajar el personaje de forma acorde a ella.

Así que ya sabéis, función, función, ¡función!

6 comentarios:

Lograi el Luciérnago dijo...

¿Escribes una novela, Kata?

katakraos dijo...

No, pero hago guiones de cómics, partidillas de rol y tal.. y esto es el resultado de las ideas que cruzan por mi mente ;)

Lograi el Luciérnago dijo...

Pues yo también me estoy peleando con un par de guiones... aparte de mis proyectos habituales...
Pero estoy de un vago...

katakraos dijo...

A ver si saco algún artículo sobre vencer la resistencia... y practico lo que predico XD

Unknown dijo...

Anda, me da que me voy a pasar más por este blog como escritor aficionado que soy. Interesante post.

katakraos dijo...

Pues bienvenido seas ;)