martes, noviembre 30, 2010

En honor a la verdad

No soy un hombre muy dado a hablar de política en este blog, pero hoy haré una excepción. Quien ande un poco ojo avizor en internet se habrá enterado estos días del escándalo Wikileaks, donde esta página ha revelado un buen montón de información clasificada sobre la política exterior de Estados Unidos, y se dice que el culpable de la filtración es un joven militar de 22 años, Bradley Manning, detenido hace tiempo por su gobierno, y sobre el que hay una campaña para salvarle del destino que le quieran deparar las cortes marciales de E.E.U.U.

Dejando el detalle particularmente irónico y cachondo que me parece que se haya sacado la información en un cd de Lady Gaga, y que, por supuesto, me encanta, está el hecho de lo que todo esto significa. Es difícil tomar perspectiva de las cosas cuando uno está en el ojo del huracán, pero intentémoslo.

¿Qué nos enseña este caso en concreto? ¿Qué podrá decir la historia sobre estos momentos?

Lo primero: en la era de la información, los secretos no están a salvo. Todos vuestros imperios formados sobre mentiras y arcanos, vuestra actitud de "esto no es para que tú lo sepas", esas violaciones de los derechos humanos llevadas a cabo con impunidad... bueno, ya no pueden seguir igual. Está ocurriendo un cambio de paradigma. Ahora empezáis a verle las orejas al lobo a algo que no podéis parar, ya que corre a mucha más velocidad que vosotros.

Como decía Paul Simon en "Peace like a river" :"Podéis golpearnos con alambres, podéis golpearnos con cadenas, podéis agotar todas vuestras reglas, pero sabéis que no podéis adelantar al tren de la historia. He visto un día glorioso".

Y lo he visto. Gracias a un hombre que ha elegido hacer lo que el creía correcto, pese a que todo un país pida ahora su cabeza. Ha devuelto a los poderosos la sensación del miedo, les ha enseñado que se acabaron los días en que ellos controlaban el flujo de información.

Eres mi puto héroe, Bradley Manning.

Recordad. Son poderosos... pero nosotros somos más. No dejéis que nunca acallen vuestra voz, ni dejéis de pensar. El miedo como elemento de control, cuando no tienes tiempo de pensar en el cuadro grande porque te lo impiden nimiedades, o porque sólo tienes tiempo de trabajar y de nada más.

Liberaos. Pensad. No dejéis que os hundan.

Tenéis voz. Usadla con sabiduría, y con valor.

No permitáis que os anulen.